Que chulas que son las auroras boreales, y además fueron todo una sorpresa esa noche. Estábamos nuestro grupillo de amiguetes en casa de Anais (una de mis amigas francesas). Un tercer piso fabuloso que tiene una vista alucinante hacia el oeste de Reykjavik y que es de imaginar los pedazos atardeceres que se pueden contemplar desde su ventana.
Pues eso, era el momento de reunión y punto de encuentro para luego salir al Octoberfest, que es una tradicional fiesta alemana que consiste, como buen alemán, en no parar de beber cervezuca. Cuando de repente, alguien gritó: waooooooooo... un sonido muy universal. Y en tropel, nos apiñamos todos en la minúscula terraza de Anais, unos encimas de otros, saltando y cantando. Era tener sobre nuestras cabezas, en el mismo firmamento el gran museo de la ciencia. Y eso que tan solo eran de nivel 4 de 10!!!.
Estos días han sido muy simpaticuchos: clases, piscina, amigos e incluso ¡fútbol!. Esta última fue la bomba, y aunque no hubo suerte con el el clima, jugamos con todas nuestras ganas alrededor de veinte chicos y chicas.
Respecto a la situación económica de Islandia tal como cuentan los medios de comunicación, es muy dramática. Hasta el momento, yo salgo ganando pues la corona está por los suelos y puedo decir que las cosas salen casi al mismo precio que en mi país. Pero a diferencia de lo que puede pensar mucha gente, no existe huella patente de pánico o desesperación social. Ni la gente se suicida, ni queman coches, ni cierran comercios. La sensación realmente es de total calma, al menos eso es lo que estoy viviendo. Los únicos que se están pirando en desbandada son los polacos, que aquí en Islandia son un tema muy curioso (eran el 5% de la población y desde hacía unos años creaban muchísimos problemas, vamos, resulta que son muy violentos). Total, que hasta hay alguno por ahí feliz de que halla crisis ya que con ella desaparecen esta clase de gente.
Por último contar que a partir de este miércoles se está celebrando el Airwave festival music en Reykjavik. Vienen mogollón de grupos que por supuesto no conozno, a excepción de Vampire Weekend. La mitad de nuestros amigos tienen el brazalete y la otra mitad no... yo pertenezco al segundo grupo. No era caro, pero prefería comprarme un excelente abrigo a pagar la entrada, más aún si existen simultánemente un montonazo de conciertos de libre pase, que hoy primer día hemos disfrutado.
Venga, la próxima más ¡¡¡Pura vida!!!
Pues eso, era el momento de reunión y punto de encuentro para luego salir al Octoberfest, que es una tradicional fiesta alemana que consiste, como buen alemán, en no parar de beber cervezuca. Cuando de repente, alguien gritó: waooooooooo... un sonido muy universal. Y en tropel, nos apiñamos todos en la minúscula terraza de Anais, unos encimas de otros, saltando y cantando. Era tener sobre nuestras cabezas, en el mismo firmamento el gran museo de la ciencia. Y eso que tan solo eran de nivel 4 de 10!!!.
Estos días han sido muy simpaticuchos: clases, piscina, amigos e incluso ¡fútbol!. Esta última fue la bomba, y aunque no hubo suerte con el el clima, jugamos con todas nuestras ganas alrededor de veinte chicos y chicas.
Respecto a la situación económica de Islandia tal como cuentan los medios de comunicación, es muy dramática. Hasta el momento, yo salgo ganando pues la corona está por los suelos y puedo decir que las cosas salen casi al mismo precio que en mi país. Pero a diferencia de lo que puede pensar mucha gente, no existe huella patente de pánico o desesperación social. Ni la gente se suicida, ni queman coches, ni cierran comercios. La sensación realmente es de total calma, al menos eso es lo que estoy viviendo. Los únicos que se están pirando en desbandada son los polacos, que aquí en Islandia son un tema muy curioso (eran el 5% de la población y desde hacía unos años creaban muchísimos problemas, vamos, resulta que son muy violentos). Total, que hasta hay alguno por ahí feliz de que halla crisis ya que con ella desaparecen esta clase de gente.
Por último contar que a partir de este miércoles se está celebrando el Airwave festival music en Reykjavik. Vienen mogollón de grupos que por supuesto no conozno, a excepción de Vampire Weekend. La mitad de nuestros amigos tienen el brazalete y la otra mitad no... yo pertenezco al segundo grupo. No era caro, pero prefería comprarme un excelente abrigo a pagar la entrada, más aún si existen simultánemente un montonazo de conciertos de libre pase, que hoy primer día hemos disfrutado.
Venga, la próxima más ¡¡¡Pura vida!!!